Proyectamos para solucionar, para ofrecer respuestas a necesidades que hacen nuestro día a día más fácil. Y no solo en el ámbito de las viviendas o los edificios públicos, sino también en el del mobiliario urbano.
Eth Conselh Generau d’Aran nos encargó un estudio del funcionamiento de las zonas de los contenedores de basura en las distintas localidades de la administración para encontrar una nueva solución para agilizar el proceso de recogida y facilitar el mantenimiento. Con la intención de que los problemas relacionados con los residuos quedaran cubiertos y de hacer el trabajo de los operarios más sencillo, diseñamos unos espacios versátiles y adaptables a las necesidades de los habitantes y los trabajadores. Optamos por una idea modulable y mecanizada, de modo que se pudiera replicar en otros pueblos sencillamente. Buscamos una imagen personal e integrada con el entorno característico del Pirineo (simulando las montañas de alrededor) y creamos unas “cajas de servicio” para un paisaje urbano más amable y orgánico.
Dicen que la clave de las buenas historias es unir contenido y forma; el qué y el cómo. En esta vivienda, ubicada en la Avinguda de Sarrià (Barcelona), buscamos armonizar nuestra intervención con la estética del edificio, una finca de los años 70, característica del estilo de la época.
Nuestra labor se enfocó en repensar los espacios para actualizar la distribución y en darles amplitud visual mediante la apertura de la cocina hacia el salón con una barra. Además, quisimos dotar al apartamento de la atmósfera original del edificio tanto en la elección de los materiales, como en el diseño de los muebles a medida. Apostamos por llenarnos de la inspiración de una época icónica.
Sant Gervasi (Barcelona) es un núcleo urbano compuesto por edificios clásicos de viviendas alargadas y dos orientaciones. Esta reforma de un piso situado en Plaza Molina, consistió en sacar a relucir aquello que hizo de este barrio una zona acomodada.
Para la zona de día con fachada hacia la calle, rescatamos las molduras en techos, los relieves en puertas y ventanas, las manillas y tiradores de la época y el pavimento hidráulico tan de la ciudad. Para la zona de noche, que da a un patio interior, quisimos preservar y cuidar el parquet de madera maciza como punto clave de la reforma.
Vivir rodeados de naturaleza es un bien preciado y casi una necesidad humana. Por eso, como fue en el caso de esta vivienda en Vilac (Val d’Aran, Pirineos), nos centramos en unir lo nuevo con lo tradicional y creamos una vivienda contemporánea que se funde con el paisaje de pueblo.
El proyecto consistió en idear dos volúmenes, el garaje y la vivienda, que se unen bajo tierra. La vivienda se separa de la plaza interior del pueblo y genera un patio hacia la zona inferior facilitando la ventilación cruzada y la iluminación indirecta del norte. En la zona sur creamos una pequeña parcela dedicada al cultivo para reforzar la idea de una casa unida a la tierra. Elegimos materiales que respetaran el mismo concepto del diseño: la madera y la piedra, un juego de texturas que se camufla con el propio pueblo y las montañas.
Esta vivienda situada en la Plaza Querimònia, en el pueblo de Les (Val d’Aran – Pirineos), fue una antigua borda, y su reforma consistió en preservar la tipología tradicional de construcción, pero dotándola de una geometría contemporánea utilizando un sistema de entramado ligero.
Conservamos la piedra de la fachada principal, que sigue el muro que crece unido a la casa, y utilizamos la madera para el resto de la vivienda, un material más cálido y acogedor.
El edificio tiene forma de L con entrada central; esta intervención genera, así, un patio y aporta fluidez en el recorrido entre estancias interiores. En la planta inferior situamos el garaje y una estancia semiexterior unida con el jardín; en la superior, la cocina, el salón y las habitaciones.
El Museo del Haro, situado en el centro histórico de Les (Val d’Aran, Pirineos), es el espacio encargado de que siga viva la llama de la tradición de la “crema deth Haro”, la fiesta del solsticio de verano, patrimonio inmaterial de la humanidad desde 2015.
La rehabilitación del edificio fue un proyecto con una fuerte carga de historia y simbolismo. Nuestra idea consistió en respetar al máximo el edificio original, construido a finales de los años 20 como escuela rural. Con el paso de las generaciones esta modesta edificación se ha convertido en un símbolo para el pueblo, y eso hizo que quisiéramos mantener toda la piel exterior intacta al mismo tiempo que vaciamos los muros interiores para conseguir una gran sala diáfana que sirviera como espacio museístico. Además, eliminamos la entrada con escalones de la plaza y la movimos al extremo plano del edificio, construyendo así un acceso practicable para todos.
Quisimos que el nuevo edificio actuase como un brasero donde se conservara vivo, durante todo el año, el fuego que la noche del 23 de junio prende en el tronco del Haro. Construimos un lugar al que ese fuego pudiera volver al amanecer casi ahogado en cenizas para reposar hasta el año siguiente.